¿Por qué adoptar a un perro mayor?

¿Por qué adoptar a un perro mayor?

Un amor que no conoce edad.

Hoy, quiero compartir contigo una historia llena de amor, lealtad y segundas oportunidades. En mayo de 2021, mi hogar se sumió en una especie de silencio tras la pérdida de mi querida mascota. Fueron 8 años de haber compartido con Mila, mi fiel compañera, desde haberla encontrado en un parque en marzo de 2013 con tan sólo 2 meses de nacida. Hasta que un cáncer apareció repentinamente en mayo de 2021 y con ello, la difícil decisión de inducir un sueño eterno para evitarnos mayor sufrimiento.

Quienes han pasado por estos difíciles momentos, saben que es algo devastador. Quienes amamos a los animalitos, los consideramos como un miembro de la familia y en mi caso, Mila era el ser que vivía conmigo y pasaba día y noche acompañándome en el trabajo, las comidas, la lectura, el gimnasio y las caminatas diarias. Desde el despertar y el amanecer hasta el anochecer y la llegada del sueño, Mila siempre estuvo ahí en momentos difíciles y en múltiples alegrías. La despedida fue tan triste, que como entenderán quienes han pasado por este momento, había tomado la decisión de no tener más perritos. Pues me sentía sin capacidad de volver a amar y cuidar a otro peludito, pero especialmente, no quería volver a pasar por el duelo de perderlo.

Mila en su primer año de vida.

El Silencio después de la despedida.
La tristeza que dejó la despedida de Mila fue abrumadora. El hogar parecía vacío sin sus patitas correteando. Y recuerdo mucho la primera vez que entré a mi casa desde su partida. Puedo decir que fue uno de los días más devastadores de mi vida. Y como todo duelo, tuve que experimentar cada una de las fases y seguir adelante. No fue para nada fácil.

Había decidido que si ella siguiera viva se sentiría muy triste al verme aburrido o enojado (como pasó en muchas ocasiones durante sus 8 añitos de vida). Y en honor a su ser, decidí que iba a seguir viviendo cada día al máximo, disfrutando del presente y tratando de dar alegría a mis seres queridos. Esta fue una de las principales lecciones que ella me dio. Ya que a pesar de estar sufriendo en sus últimos días, siempre hizo lo que pudo para hacerme sonreir. Y se esforzaba para jugar conmigo así no pudiera moverse como antes, sólo por la motivación de alegrarme en mi tristeza.

Mi hermana y una tía ya habían pasado varias veces por esos momentos tristes y entendían mejor que nadie cómo me sentía. En uno de sus mensajes, me compartieron una carta en la que un angelito perruno desde el cielo le escribía a su humano en tierra. La carta es bastante conmovedora y termina con un mensaje contundente. Algo así como "hay muchos perritos ahí afuera que necesitan del amor de alguien como tú, (...), por favor no los prives de ese amor que les puedes compartir sólo porque ya no estoy contigo (...). Puedes salvar la vida de otro perrito así como me la salvaste a mí".

Haber leído esa publicación no sólo me conmovió, sino que empezó a cuestionarme sobre si la decisión de no volver a tener otro perro era la correcta o no. Como decía la carta, era injusto que por el egoísmo de no querer pasar por un momento tan difícil, le negara a otros perritos la alegría de tener una casa donde dormir, alimento que comer, bebidas para hidratarse, juguetes para entretenerse, pero sobretodo amor y cariño para vivir. A cambio de ofrecer de vuelta su amistad, lealtad y amor incondicional.

Mila, contemplando sus últimas horas de vida.

Rollo, un Héroe Canino Jubilado.

Pero esta no es una historia triste. Esta es un relato de segundas oportunidades. Y es aquí donde mi historia comienza a entrelazarse con la de Rollo (un agente canino retirado de las fuerzas antinarcóticos de la policía nacional de Colombia). Su historia no sólo marcó mi corazón, sino que también me llevó a reflexionar sobre la belleza de adoptar a perros mayores. Estamos hablando ya de mediados del año 2022.

En esos tiempos de duda y considerando mi decisión, llegué a la publicación de un miembro de la policía. En ella, compartía la alegría de que el estado Colombiano permitiera la adopción de caninos y equinos jubilados por parte de ciudadanos civiles. Ya que esto abría las puertas para que aquellos seres que no podían ser adoptados por sus guías, pudieran disfrutar de sus años de vejez junto a otras familias. Adjunto estaba las fotografías de 9 perritos, entre los cuales habían hembras y machos, pastores alemanes y belgas, labradores dorados y chocolate. Casi todos, mayores de 8 años.

Al final de esa publicación estaba la foto de Rollo, un labrador retriever negro de 9 años cuando fue fotografiado (pero que al momento de yo leerla, ya había cumplido los 10). Recuerdo mucho una nota adjunta que decía que amaba las pelotas y una advertencia: "por favor cuídame con atención especial pues soy bastante dominante".

Algo me tocó en el corazón y me animé a enviar mensajes pidiendo más información sobre el proceso de adopción (en una futura publicación hablaremos más al respecto). El único canino disponible para adopción en la ciudad donde vivo era precisamente Rollo y se encontraba en el aeropuerto que ofrece los servicios a la ciudad.

Mientras avanzaba con el proceso de adopción, pedí la autorización a la policía para que me dejaran visitarlo. Mi único objetivo era el de socializar con él mientras me autorizaban adoptarlo. Pero en cada visita, me di cuenta que era el mismo Rollo quien debía decidir si me aceptaba o no (con la supervisión de los policías y superiores). Pues no tendría sentido que me autorizaran para adoptarlo si él no me aceptaba para cuidarlo.

Rollo fue un perrito donado por la embajada de los Estados Unidos a la Policía Nacional de Colombia, y pasó 8 años sirviendo en la unidad antinarcóticos. Necesitaba un hogar donde disfrutar de su merecido retiro. En cada visita aprendía más sobre su historia y de su perronalidad. Rollo es muy dominante y tiene mucha energía. Su mirada profunda contaba historias de valentía y compromiso, pero también de soledad. Había participado de innumerables misiones exitosas y a pesar de tener aún energía y experiencia de sobra, debió jubilarse ya que había llegado al límite legal permitido.

Rollo llevaba 2 años en su guacal del aeropuerto, disponible para adopción después de su jubilación. Sin tener muchos detalles sobre el por qué, me enteré que había participado de algunos procesos que por diferentes razones nunca habían llegado a ser satisfactorios. Después de conocer su historia y al darme cuenta que conectaba cada vez mejor con él con el transcurso de cada visita, decidí darle a Rollo los mejores años que pudiera en mi vida.

La primera vez que vi a Rollo en una publicación de adopción.

Las lecciones de un Anciano Sabio.
Adoptar a Rollo no solo trajo alegría a mi hogar, sino también sabiduría. Los perros mayores tienen un encanto especial; son tranquilos, agradecidos y poseen una paz que solo la experiencia puede brindar.

A medida que Rollo envejece, sus canas le otorgan una dignidad única. Cada pelito blanco que le sale cuenta una historia, una historia llena de valentía, misterio y heroismo. Adoptar a un perro mayor es abrazar esa historia y ayudarle a disfrutar de los mejores años lleno de amor, paz y alegría.

Entre las lecciones de este sabio canino, está el de una lealtad incondicionalidad e Inquebrantable. Me di cuenta que los perros mayores a menudo son mucho más cautos y precavidos antes de ofrecer su lealtad, pero cuando lo hacen, esta es bastante profunda y agradecen cada momento contigo. Personalmente siento que Rollo me agradece enormemente cada día el haberlo traído del aeropuerto a su nuevo hogar.

Otra lección especial es que un perro mayor ya tiene una Perronalidad Establecida; no sólo son rutinas, hábitos y costumbres que debes aprender a moldear y adaptar. Tienen una capacidad enorme para decirte sin necesidad de hablar lo que necesitan según el momento (y lo que desean). Esta misma experiencia les ayuda incluso para ayudar educar a perritos menores que ellos. Con sus gestos y miradas transmiten instrucciones claras que los cachorros entienden inmediatamente. 

Pero la lección que más me ha impresionado es el Toque de la Sabiduría. Los perros mayores aportan una tranquilidad e inteligencia que transforman cualquier hogar (por algo también les dicen Senior, como a los consultores o médicos más experimentados). Un perro mayor es muy consciente que cada día hay que disfrutarlo al máximo, con alegría, con admiración, con aventura y con pasión. Al igual que Mila, Rollo también me ha enseñado a que hay que vivir el presente, que hay que disfrutar el momento, que el pasado no puede cambiarse y que el futuro aún no ha llegado. Por tanto lo único que debe ocupar toda tu energía, es la alegría del momento presente. Rollo me sorprende cada día con sus ganas de aprender, vivir y disfrutar. Algo que los humanos olvidamos frecuentemente.

Rollo: Imponente, sabio y leal.

Epílogo: Únete a la Aventura.
La historia de Rollo continúa siendo una fuente diaria de amor y alegría. Adoptar un perro mayor no solo cambió su vida, sino también la mía. Si sientes que tu hogar necesita un toque de sabiduría y amor incondicional, considera la posibilidad de adoptar a un perro mayor. La belleza de esta experiencia es algo que sólo puedes entender al vivirla.

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Nota: Esta es una historia real, y todas las fotografías son propiedad del autor.

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1 comentario

Muy cierto todo lo que dice en la publicación, un canino veterano te regalará su corazón, pero primero debe de sentir esa buena energía, la verdad dure mucho tiempo como encargado de las adopciones de la Dirección de Antinarcóticos para conseguirle una excelente familia al canino “ROLLO” ya que por su temperamento fue rechazado muchas veces, pero gracias a Dios existió una familia que lo amo y no le importó su condición, lo que queda demostrado que “al canino no lo escoge una familia, si no que él te escoge a ti”, muchas bendiciones y gracias por cuidarlo tanto

Manuel morales

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